¡Sin niños, por favor! ¿niñofobia?

He de confesar que al investigar algunos pros y contras de esta nueva “fobia” me quedé anonadado de lo que el ser humano puede llegar a hacer al humano, vamos desde los que están en contra de las madres que amamantan en la calle hasta los que de verdad censuran la entrada de infantes a cines, hoteles, vuelos, cafeterías, restaurantes, entre otros negocios.

Este tema va estar de lujo ante una sociedad como la mexicana que tiene una doble moral como nadie en la faz de la tierra, por tal motivo, a raíz de lo investigado me di a la tarea de visitar sitios con afluencia de niños para observar su comportamiento y el de las personas a su alrededor.

Como siempre, no podemos decir que todos son iguales, algunos cuentan con la tutela oportuna de sus padres que de verdad aplican su poder para que sus hijos se comporten como lo indican las reglas de la educación. Peroooooo existen algunos “padres” que incluso tal parece que se dedicaran a exportar niños, pues tienen más de cuatro, leyó usted bien, más de cuatro y no tienen el mayor empacho en que sus hijos se críen bajo las reglas de los cavernícolas, esto es destruyendo todo lo que esté a su paso, incluso sobre ellos mismos, discúlpenme pero si yo le hubiera intentado levantar la mano a mi madre, más tardaba yo en levantar el brazo que mi padre ya me estaba sorrajando un cachetadón que me aflojara los dientes de leche.

Es por esto último que los dueños de los lugares en el Reino Unido que han decidido aplicar el derecho de admisión y prefieren tener a sus comensales o clientes selectos en un ambiente tranquilo. ¿Se imaginan algo así en México?

No imagino un cine solo para adultos, sin los niños jugando lucha libre enfrente de la pantalla y sus padres sentados en la última fila disfrutando de los próximos Blue Demon y El Rayo de Jalisco. O qué tal en los aviones, ¿se imaginan un vuelo sin llantos de niños pequeños o de los que le van gritando de todo a la mamá y salen corriendo y gritando?

Pero si conversamos a “calzón quitado”, los culpables de esta fobia no son los niños, somos nosotros los padres, nuevos y viejos que con la mentalidad de que mis hijos son libres y soberanos y pagan impuestos son libres de hacer y deshacer sin ninguna restricción y cuando afectan en terceros es fácil decir… es un niño, no sabe lo que hace. ¿No sabe? ¡Pues enséñele!

Por favor, no dejemos que esta “fobia” llegue a nuestro país, de por sí este mundo, en especial nuestro México ya tiene varios desordenes como para agregarle uno más.

Seamos responsables de nuestros hijos, no son los que Dios te dio, son los que trajiste a este mundo, ahora haz de ellos unas grandes personas para cambiar el mundo que les vamos a dejar.

Hasta la próxima… y sin niños ¡eh!