CIBERCONDRÍA: "LA CURA NO ESTÁ EN LÍNEA"

Los cambios de clima estos días, el estrés de la ciudad y la rutina terminaron por romper las defensas de mi cuerpo. No sé qué me pasó. Tenía sueño todo el día, me sentía débil, se me bajaba la presión y cuando mi siempre útil té de jengibre no funcionó, busqué mis síntomas en internet. ¿El diagnóstico? Según mi agudo entendimiento médico (porque seguro en otra vida fui doctora) tengo cáncer de pulmón, faringitis aguda y me quedan unos 5 meses de vida.
No se preocupen, esta no es una carta de despedida. Mentiría si dijera que no me alarmó lo que encontré en internet y es que hay tanta información, es tan fácil acceder a ella y crearla uno mismo con o sin credenciales para hacerlo, que se vuelve complicado saber que es verdadero.
Consulté a un médico, quien sí ha estudiado al cuerpo humano y la medicina por más de 20 años, y me dijo que se trataba de los inicios de un resfriado. O sea, ¡ni siquiera tenía el resfriado como tal! Una pastilla, vitamina C y muchos líquidos eran la solución a mi ciber-cáncer de pulmón.
Esta experiencia le ha puesto fin (por ahora) a mi hipocondría digital. Desafortunadamente, no soy la única persona que ha vivido algo similar. Si tiendes a buscar de manera obsesiva síntomas y enfermedades en internet, te preocupas demasiado por tu salud y llevas tu consternación a los buscadores digitales, redes sociales y plataformas de preguntas en busca de una enfermedad, síndrome o una cura, lamento decirte que padeces de cibercondría.
El problema aquí no es tu curiosidad o preocupación, sino que las respuestas que encuentres en línea no serán eficaces ni fidedignas y pueden llevarte a un autodiagnóstico, que de por sí, con o sin internet, ya es algo negativo para la salud.
No tiene nada de malo informarte en internet, sólo asegúrate de que las fuentes sean verídicas, no te automediques sólo porque un pseudo-doctor en redes sociales lo recomienda y siempre consulta a tu médico de confianza cuando sientas que algo no está bien en tu organismo.