DIETA DEL SEMÁFORO, COMIENDO POR COLORES

Comenzar un Año Nuevo, siempre podrá significar un nuevo comienzo lleno de nuevas oportunidades para mejorar diferentes aspectos de nuestra vida. Uno de ellos: hábitos alimenticios, pero ¿cómo hacerlo sin fallar? Sabemos que es muy complicado, porque existen múltiples posibilidades, sin embargo, hoy queremos compartirte una buena opción para mantenerte sana y dejar atrás algunas tallas.

La dieta del semáforo, es muy particular y realmente gráfica, tal vez ya podrás imaginar como funciona. Su objetivo principal es privilegiar la salud alimenticia, digamos que se concentra en el interior de nuestro cuerpo, para finalmente ver los resultados de ésta en el exterior.

Para su efectividad, es importante conocer cómo dividir los alimentos de manera exquisita con base en su índice glucémico, por ejemplo, los alimentos que pertenezcan al grupo rojo, tendrán que eliminarse por completo, el grupo amarillo deberá tener un consumo moderado, finalmente el grupo verde es libre de ingerirse.

Ahora ¿cómo agrupar los alimentos?, es importante mencionar que no hay ninguna relación entre el color del alimento y el grupo del semáforo.

Alimentos rojos:

Definitivamente aquí pertenecen los alimentos que no son nada saludables, aquellos que contienen altos niveles de azúcar o sodio. Adiós aderezos, pasta, carnes rojas, embutidos, bebidas gaseosas, pan, dulces, lácteos y frituras.

Alimentos amarillos:

Una regla importante de este grupo es sabernos moderar, tener cuidado en cómo y cuándo ingerirlos: Alimentos integrales, legumbres, frutos secos, jugos naturales, y sus derivados.

Alimentos verdes:

Este grupo representa los alimentos saludables, los que pueden consumirse con libertad: verduras, hortalizas, carne blanca (pescado, pavo y pollo), frutas (aunque deberán ser regularizadas en porciones y distintos horarios de consumo) y bebidas no azucaradas.

Recuerda que la efectividad de todas las dietas también conlleva a tener una rutina de ejercicio físico, de tres a cinco veces por semana de unos 15 minutos, y siempre es bueno consultar cualquier detalle con un especialista de tu confianza. Así que, ¡ánimo y confía en ti!