Por siempre un rostro joven

Al paso de los años la piel del rostro se ve afectada por distintas agresiones a la que se expone todos los días, siendo el sol y la contaminación los factores principales. Para ello es importante evitar en lo posible éstos contaminantes y realzar nuestros hábitos y rituales de limpieza. ¿Cómo? Muy sencillo.

1. La higiene facial consiste en retirar las células muertas, impurezas y maquillaje. La limpieza es un procedimiento imprescindible para que los activos del sistema integral de belleza circulen libremente, dejando así el tejido epidérmico libre de contaminación y otros agentes que la piel ha ido acumulando durante todo el día.

2. Es importante realizar una exfoliación una o dos veces al mes, para retirar células muertas; mejorando así la oxigenación, permeabilidad y regeneración celular.

3. Aplicación de mascarilla según sea el caso; hidratar, nutrir, oxigenar y/o cerrar poros. (Cabe señalar que existe gran variedad de recetas caseras).

4. Hidratación. En muchas ocasiones, los mecanismos naturales de hidratación no son suficientes para mantener un cutis fresco, y es necesario utilizar agentes hidratantes externos. Diversos productos pueden aportar agua a la epidermis y suministrar sustancias que contribuyen a retener la hidratación. La capacidad de captar agua en el caso de los humectantes, depende del grado de humedad del ambiente y es necesario utilizar algún producto con capacidad para garantizar la hidratación en la piel. Podemos encontrarlos en productos como aceite de almendras o rosa mosqueta.

5. Es importante utilizar filtro solar diariamente para protegernos de los rayos UVA y UVB, esto hará que nuestro cutis esté saludable y retardará el fotoenvejecimiento.

Con éstos sencillos pasos de mantenimiento en casa, obtendremos siempre una apariencia fresca, saludable y por ente juvenil. También y no menos importante, es asistir con algún cosmetólogo (certificado profesional) para un diagnóstico profundo y personalizado.