Dirtytalk: El juego de las palabras sucias

“Ayer veía la película “El Infierno” y más allá de su temática social hay una escena donde Damián Alcázar y (mamacita) Elizabeth Cervantes tienen sexo tipo “nos gustamos, se nos hace fácil, estamos calientes y a darle” donde él comienza a hacerle gestos, ademanes y sonidos como un jinete montando a una yegua. Andaban de sucios, hablándose sucio.”

Si de por sí el sexo ya es divertido ¿cómo hacerlo aún más? A mi forma de ver la vida debemos hablar sucio para lograrlo. Vaya, hay otras cosas también como los juguetes e inventar posiciones pero el dirtytalk prende hasta a la monja más apretada o ñoño más cohibido.

Existe un órgano sexual muy poderoso que casi nadie considera: el oído.

¿Qué es hablar sucio? No es hablar sobre sus curvas a una mujer. No es susurrarle sobre sus atributos a un hombre. Entonces ¿qué es? Vaya, es saber decir las palabras con ese tono coqueto, cachondo, suave y al oído al inicio así como con tono apasionado, directo, fuerte, agitado y tomar su segundo, tercer o cuadragésimo tercer aire sexual. Más importante que sólo hablar que decir es dominar lo que se dice. Si estamos en una terraza, lluvia ligera, luz tenue, media de vino entre los dos y comenzamos apoyados por unas palabras dichas al oído mientras acaricias su cintura y la acercas a ti, hablándole en tono suave pero directo, seguro terminamos inventando nuevas posiciones y agitados como si hubiéramos corrido la maratón completa.

Las palabras desatan la imaginación y la imaginación impulsa la pasión.

Entendamos el triunfo de las hotline: Si sabemos llegarle al oído y desatamos la imaginación de nuestra pareja ¡bingo! Comenzamos el dirtytalk. Un juego íntimo que involucra frases que motivan e inquietan antes o después del sexo en sí. El dirtytalk es una forma de expresar los deseos de la pareja, lo que quieres hacer o que te hagan.

¿Qué has querido hacer o que te hagan pero te reprimes por evitar verte vulgar o depravado?

Dilo suave, al oído y luego nos platicas.