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EVITAR EL DESAYUNO, UNA PRÁCTICA INSANA



A menudo escuchamos que el desayuno es el alimento más importante del día, pero no nos detenemos a pensar lo que le pasa a nuestro organismo cuando nos lo saltamos.

Mientras dormimos nuestro organismo agota el combustible con el que cuenta (lo que comimos en la cena), por lo que al despertarnos está requiriendo nuevamente tener combustible para empezar el día. Si se nos hizo tarde o de plano no se nos antoja comer nada a primera hora de la mañana, nuestro organismo tendrá que ponerse en emergencia, así nuestro cerebro envía la señal para que nuestras neuronas vean de cuanta glucosa disponemos en nuestra sangre, encontrando que dicha reserva solo alcanzará para 20 o 25 minutos, luego entonces se dirigirá al hígado, ahí encontrará otra pequeña reserva que alcanzará a cubrir otros 20 minutos, mientras tanto nuestro cerebro suplicará porque se nos ocurra comer algo. Lo que sucederá a continuación implica a la cortisona quien solicitará a las células que se abran y liberen sus proteínas pasándolas al hígado para que se conviertan en glucosa.

Estas proteínas han salido ni más ni menos que de los músculos, ligamentos, huesos y el colágeno de la piel. En otras palabras, se autodevora, teniendo como consecuencia la pérdida de tono muscular y además nuestro cerebro en lugar de ocuparse de su función intelectual, estará trabajando duro para obtener el combustible necesario.

Al no desayunar se activa en nuestro cuerpo una estrategia de ahorro de energía y el metabolismo se hace lento, nuestro cerebro no distingue si el ayuno será por unas horas o por días, así que se prepara para lo peor, entonces, cuando llega el alimento este será tomado como excedente desviándose como grasa de reserva haciéndonos que subamos de peso lo que nos lleva a tener otros riesgos de nuestra salud como la tendencia a la obesidad y, por lo tanto, el colesterol alto, el riesgo de una enfermedad cardiaca o a contraer diabetes. Al tomar nuestro desayuno equilibrado nos permite mantener buenos niveles de azúcar en la sangre.

El desayuno tiene como propósito darnos la energía necesaria para comenzar la jornada, si lo hacemos a sus horas y saludable evitaremos también otras posibles manifestaciones como el cansancio, la falta de concentración, el mal humor y el riesgo de contraer gastritis.

Si desayunamos bien tendremos pila para buena parte del día, así que no te lo brinques y estarás dándole a tu cuerpo el combustible que requiere para un buen funcionamiento y evitarás algunos problemas de salud a futuro.




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