Caspering: una práctica en tendencia que debemos evitar
Seguro te ha sucedido alguna vez que alguien con quien estás saliendo o manteniendo una relación repentinamente te
deja en visto y responde mucho después o comienza a cancelar citas, pero con la “promesa" de verse en otro momento, lo cual genera confusión y expectativas en ti, hasta que de pronto un día te das cuenta que ha desaparecido por completo y sin ninguna explicación.
Pues bien, te presento el Caspering, un nuevo término en tendencia para esta práctica que en realidad existe desde hace mucho tiempo y que es más común de lo que pensamos. Se trata básicamente de “desaparecer” poco a poco y de forma “amable” de una relación romántica normalmente incipiente, con la justificación de no hacerle daño a la otra persona.
Sin embargo, la práctica no es para nada una forma considerada de terminar una relación. De hecho, esta técnica puede ser peor que el 'ghosting', ya que genera falsas esperanzas en la persona interesada, incluso meses antes de que comprenda que no hay interés del otro lado debido a que suelen darse excusas para no continuar la relación o mantener contacto.
Reconocerlo es fácil.
Implica una disminución gradual del contacto con la persona que ya no nos interesa, usando excusas como “me gustas, pero no estoy list@”, “quizá en el futuro...” o un “claro, nos vemos luego” algo que nunca ocurre, en lugar de ser directo y honesto con la otra persona.
Puntos clave para entender las consecuencias de esta práctica y evitarla.
Puede generar sentimientos de culpa, confusión y humillación en la persona afectada.
Al extenderse el proceso de cierre, dificulta el duelo, manteniendo una falsa esperanza de solución, aun si la relación fue corta y no hubo un problema como tal, ya que la otra persona se queda con la interrogante de qué fue lo que sucedió.
Suele utilizarse como forma de manipulación y evasión de la responsabilidad por parte de quien lo práctica.
En conclusión, el caspering no es una solución para terminar una relación. Lo más importante es actuar con honestidad y empatía, respetando los sentimientos propios y ajenos para evitar malas interpretaciones, falsas expectativas y lograr una ruptura "sana" para ambas partes, sin importar si la relación tiene poco o mucho tiempo de haber iniciado.
