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Un pancito pal corazón

¿Te imaginas vivir en Islandia y perderte de todas las tradiciones tan hermosas, místicas y deliciosas que tenemos en México? No, gracias. Si algo sabemos los mexicanos es que comienza Octubre y tenemos licencia para tomar chocolatito caliente a cualquier hora del día, cenar pancito de muerto, comprar cempasúchil (y agradecer en secreto que se terminó el recalentado de recalentado del pozole).


Nuestras tradiciones de la temporada son particularmente hermosas, admiradas y reconocidas en todo el mundo, pero ¿sabías que el origen del tradicional pan de muerto tiene miles de historias tenebrosas detrás?


No me voy a meter en el debate de las creencias e idiosincrasia de nuestros antepasados aztecas, pero las teorías dictan que el pan de muerto se remonta a la época de la conquista, cuando aún se practicaban los sacrificios humanos. Se dice que los españoles tuvieron tantos problemas para mitigar éstas practicas que propusieron que en lugar de ofrecer corazones humanos, se simularan en forma de un pan de trigo cubierto con azúcar roja. No conozco a ningún mexicano que le diga que no a un pancito, así que suena más o menos legal.


Por otro lado, en nuestros países vecinos se conocía un pan de amaranto molido que se mezclaba con la sangre de los sacrificados y se ofrecía a los dioses. Así que de una u otra forma, esta tradición se remonta a nuestras raíces indígenas y sus prácticas.


En otros rituales conocidos, ya más tarde en la historia, se cuenta que las familias hacían peregrinaciones hacia los panteones, con velas y cempasúchil para recordar a sus familiares fallecidos, visitaban sus tumbas, sacaban sus cadáveres y recolectaban algunos huesos para integrarlos a la preparación del pan de muerto. Para que no te cuenten que si las quesadillas son de queso el pan de muerto es de... Bueno, ya no pasa así.


Hoy en día, hay más de 400 formas de preparar este manjar en los diferentes Estados del país; los hay de diferentes formas, colores y tamaños, los ingredientes varían un poco y a veces hasta el nombre les cambia, pero en sí tienen los mismos elementos:

  • Su forma es circular: para aludir el ciclo de la vida.

  • El círculo al centro del pan simboliza el cráneo del difunto.

  • Las tiras realzadas son imitación de los huesos de los difuntos. Aunque pueden también ser lágrimas de quienes lamentan su muerte y se colocan en forma de cruz por los 4 puntos cardinales.

El pan de muerto, más allá de los ingredientes y la forma de prepararlo tiene un objetivo: recordarnos nuestra mortalidad, sonreírle a nuestros seres queridos (los que están aquí y los que pasaron al Mictlán) celebrar la vida y cultura que amamos.



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