ALADDIN: LA PROMESA CUMPLIDA DEL LIVE ACTION
Cuando la casa del ratón más famoso del mundo anuncio que realizarían una versión “live-action” de Aladdin y que sería dirigida por el británico Guy Ritchie, temblé (y mucho) y no precisamente por la emoción, sino por la incertidumbre de cómo quedaría esta cinta; ya que su anterior trabajo de Ritchie (El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada) fue un fracaso en taquilla y con un servidor, así como tratarse de un director enfocado en cintas de acción y violencia; ahora estaría a cargo de uno de los clásicos infantiles más reconocidos, lleno de música, aventura y romance, además de elegir como el genio de la lámpara a Will Smith, quien tendría la difícil tarea de hacernos olvidar el estupendo trabajo realizado por parte del gran Robin Williams, y que el resto del elenco es desconocido para la mayoría de nosotros, por tratarse de actores de poco renombre internacional, estarán de acuerdo conmigo en que estaba más que justificado mi temor acerca de cómo quedaría esta película.
Como sucede regularmente en la vida y afortunadamente para mí, la película me sorprendió gratamente y resulto ser todo un acierto… Una de las primeras escenas de la cinta es muy divertida y se nota el sello del director, en donde nos presentan a Aladdin y la princesa Jasmín escapando de unos guardias por las calles de la ciudad de Agrabah, evitando a toda costa ser atrapados… la secuencia es excelente. Otro de los aciertos es la interpretación de Will Smith imprimiéndole su toque personal al genio, recordándonos un poco su papel como el “Príncipe del Rap”, aquella serie de los 90’s que los millennials no tienen idea de su existencia y que mi generación disfruto (no hagan cuentas, soy un poco mayor que ustedes) las canciones son estupendas, aunque existe una de ellas, interpretada por Jasmín que sí rompe el ritmo de la película y que se siente incluida con calzador para hacernos notar lo fuerte que es (a mi gusto no era necesario, ya que la misma historia nos deja ver el tipo de mujer que es la princesa)
La mayoría de los efectos especiales y CGI (imágenes generadas por computadora) están muy bien hechas, aunque por algunos momentos se note que no son reales los personajes de Abu, Iago y Rajah, en la mayor parte de las escenas, el mono, el ave y el tigre logran transmitir a los espectadores su existencia y emociones.
Aunque a mi juicio la animación sigue imponiéndose sobre las películas en imagen real, debo confesar que esta cinta me gusto bastante y aunque no a todos les gusten los musicales, es una cinta que disfrutará cualquier miembro de la familia.
Una vez más Disney nos sigue demostrando su deseo de realizar sus clásicos en live-action y aunque para mi sigue ganando el “Libro de la Selva” del año 2016, ya contamos con una lista de películas en versión real que próximamente rankearemos después de ver la nueva versión del “Rey León”.
