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Divorcio: sin afectar a tus hijos



Este artículo va dirigido a todas aquellas personas que se encuentran ante una situación inevitable de divorcio y tiene como objetivo brindar una nueva perspectiva que les permita enfocar su atención en dos puntos importantes.


El primero, el vínculo familiar, sí, porque, aunque el vínculo del matrimonio se disuelva, los hijos no dejan de ser hijos de mamá y de papá, y viceversa; los hijos siempre pertenecerán a un clan por parte de ambos padres, es su derecho y nadie se los puede quitar.


Y el segundo, el bienestar de los hijos como prioridad. Generalmente, cuando estamos aturdidos por la emoción, no pensamos más que en nuestro dolor y en nuestro orgullo, dejamos de ver las necesidades de nuestros hijos, así como las consecuencias que tienen nuestros actos; creemos que el divorcio debe ser siempre ganar-perder.

Pero ¿qué pasaría si te digo que sí es posible lograr un trato ganar-ganar?


Para llevarlo a cabo de forma exitosa, se requiere de voluntad y un enfoque, basado en el amor a tus hijos y el respeto a quien un día fue tu pareja.


La fórmula es muy “sencilla”, lo único que tienes que hacer es, antes de actuar, respirar profundo y pensar, con la razón, no en tu sentimiento, sino en el de los más vulnerables de la familia. Cuando pones a los más pequeños en el número uno de la lista, su felicidad y estabilidad como un fin; la dinámica tóxica se termina, no es fácil, pero vale la pena intentarlo.


Lo que quiero decir con esto, es que el divorcio es un paso que debe evitarse en medio del huracán, es un proceso que requiere pensarse y meditarse, en el que debe intervenir la inteligencia emocional, para poder visualizar las consecuencias que nuestros actos traerán a toda la familia.


Si deciden continuar con la relación es bueno establecer límites, te sugerimos buscar ayuda profesional, que les brinde herramientas y estrategias para mejorar la relación de pareja. Puedes salvar tu matrimonio si tienes voluntad y disposición, pero, sobre todo, amor, cuando este es el fin.


Si la opción a elegir sigue siendo el divorcio, entonces te recomendamos tomar en cuenta los siguientes puntos para hacer el proceso más fácil.

1. Busca asesoría profesional, puedes acercarte a un Especialista en Matrimonio y Familia, quien tiene conocimientos multidisciplinarios, para desenmarañar tu situación actual.


2. Si lo que requieres es una asesoría legal, consulta a un abogado especializado en derecho familiar, con experiencia en divorcio, alguien que te escuche y que no esté buscando sólo entrar en un pleito, un profesional que deseé el bienestar de tu familia.


3. Procura tener una comunicación abierta, honesta y respetuosa con tu cónyuge durante el proceso, esto hará más fácil llegar a acuerdos equitativos, evitará malos entendidos y ayudará en la resolución de conflictos.


4. Busca apoyo emocional para ti y para tus hijos. El divorcio es un proceso lleno de sentimientos encontrados, una separación siempre va a ser un proceso de pérdida y es necesario poder afrontarlo.


5. Enfócate en el futuro, invita a tu cónyuge a hacerlo también, pónganse metas, si la separación es inevitable, por lo menos hacerlo de manera civilizada, mirando cómo mejorar de forma individual para dar a los hijos un mejor porvenir.


Como te comentaba al principio, este artículo lo que desea es que conozcas este otro lado de la moneda de un divorcio convencional, no siempre terminar una relación de pareja implica que debes comenzar un pleito. Piensa siempre en lo más importante, no es tu cónyuge, no eres tú, no son las cosas materiales, son tus hijos y sus derechos. ¿Por qué? porque son los más vulnerables y los que más estabilidad necesitan.

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