LA SOBREPROTECCIÓN GENERA: HIJO BURBUJA
Dicen que nada es casualidad y este artículo llega a mí justo en el momento donde hay que hacer un alto y pensar que, tener la fortuna, bendición, responsabilidad… de un hijo va siempre más allá, pues cuando estás en la práctica de ser el padre que quiere criar diferente, con amor, disfrutando cada milisegundo, educando niños preparados para enfrentarse a un mundo que dista mucho de ser rosa, es cuando caemos en cuenta de la ardua tarea al elegir entre acciones que suman a su formación y de aquellas que restan la oportunidad de que nuestras personitas vivan situaciones que nutran sus futuras decisiones.
La delgada línea entre ser un padre permisivo y uno protector puede tornarse casi invisible, pues escuchamos tanto del tema de formar niños empoderados pero con límites, capaces de tolerar la frustración y siendo felices … ¡No se me ocurre quién puede con tremendo paquete! Ya que tienes en tus manos el moldear una vida, es que vemos como lo leído, lo vivido y lo que juraste nunca hacer, sucede y a veces de formas que no planeaste.
Ser papá es ayudarles a completar una tarea, pasar por alto que no digan por favor o gracias, dormir hasta tarde e iniciar jornadas con sueño, abrazarlo tanto que pida respirar y a la siguiente hora regañarlos por no comer su ración de verduras y por pintar las paredes de la casa, además de no compartir con su hermanito y pegarle al perro.
Sinceramente leo tanto sobre lo que sí está muy bien hacer y lo que no; que me asusta ver que, si me hicieran examen, mi calificación rondaría en un penoso 5. Pues se lucha contra lo que vamos recogiendo en nuestro caminar, que sin querer, sembramos buenas y no tan buenas semillas… Así que esto te puede funcionar:
Siéntete libre de llenar la vida de tu hijo con:
Cualquier muestra de amor de madre o padre, con esto me refiero a un beso, abrazo, sonrisa, incluso una llamada de atención. Decirle no con amor, es explicarle que las paredes de la casa se pueden llenar con sus obras de arte plasmadas en el papel especial que le regalaste…
Evita lo que daña:
Evita aquellos momentos de enojo donde la razón se ofusca y llegamos a decir palabras o actuar de forma que herimos el alma de nuestros hijos, recuerda que el adulto eres tu y él aprende rápido. No confundamos limitar con maltratar, cómo se puede querer tanto a alguien que en un momento no se mida lo doloroso de una palabra. Respira y vuelve a respirar, va a llegar a ti la claridad.
Mídete con los consentimientos:
El tema de llenar de juguetes o regalos puede llevarnos libros enteros, así que comprarle una sola cosa a la vez que en verdad quiera con el alma, tanto que haga esfuerzos por ganárselas. Es aquí donde los quehaceres son lo ideal para retribuir su esfuerzo.
